Toda actividad, producto y servicio conlleva una serie de emisiones de gases efecto invernadero al planeta. El conjunto de las mismas conforma lo que conocemos como huella de carbono: la suma del impacto ambiental total de una persona o empresa.
Las actividades cotidianas, incluyendo los alimentos que consumimos, la energía que utilizamos, los productos que compramos y el transporte que escogemos, influyen en nuestra huella medioambiental.
Tanto personas como organizaciones contribuimos inevitablemente a la emisión de gases efecto invernadero, y es precisamente en la gestión óptima de los recursos donde se encuentra la clave para reducir nuestro impacto.
Huella de carbono personal
¿Cómo podemos reducir nuestra huella de carbono individualmente? Hay sin duda tres aspectos clave en este sentido:
- Por un lado, se encuentra el uso que hagamos de la energía. Un uso eficiente de los recursos energéticos puede ahorrar emisiones y además suponer un ahorro en nuestro bolsillo. Medidas tan simples como limitar el uso de aparatos electrónicos al tiempo necesario, desenchufarlos siempre que estén en desuso como también prestar atención al certificado energético de los mismos pueden marcar la diferencia.
- Por otro lado se encuentran los medios de transporte: escoger el transporte público frente al vehículo propio o, en caso de disponer de vehículo propio y utilizarlo, mantenerlo en buen estado para optimizar su funcionamiento y consumo, son aspectos clave a la hora de reducir nuestra huella de carbono.
- Por último, el ciclo de vida de los bienes y servicios de los que hacemos uso en la vida cotidiana también tiene un gran peso en nuestra huella de carbono. Todo producto conlleva emisiones de CO2 tanto en su fase de producción, como durante su uso y en el momento de ser desechado. Asegurándonos de reciclar cada material de la forma correspondiente, contribuiremos a una correcta gestión de los residuos que desechemos.
Huella de carbono en la empresa
La sostenibilidad se está convirtiendo en un activo empresarial que influye en el funcionamiento corporativo. Una mala gestión de las emisiones de gases efecto invernadero y su consecuente impacto ambiental puede afectar a las finanzas y a los resultados.
Llevar un correcto inventario garantiza a la empresa contar en todo momento con datos veraces de su huella de carbono que posteriormente puede registrarse en el Ministerio de Transición Ecológica para la obtención de los diferentes reconocimientos “calculo”, “reduzco” y “compenso”.
Reducir y compensar la huella de carbono
El inventario de huella de carbono de la empresa permite establecer el punto de partida sobre el que trabajar para mejorar el impacto ambiental. A partir de los datos obtenidos, pueden identificarse los aspectos que deben modificarse y establecer un plan de acción.
Conociendo los datos de huella de carbono, puede también planificarse una estrategia de compensación de emisiones adaptada a cada caso, mediante diferentes iniciativas como plantar árboles para contribuir a la reforestación o realizar donaciones a proyectos sociales de distinta índole.
¿Y tú? ¿Ya mides, reduces y compensas tu huella de carbono?
